sábado, 26 de julio de 2014

La lamentable legitimación y aparente benevolencia de la violencia en el cine

Creo que la llegada de Tarantino al cine fue lo peor que pudo pasarle al cine. Tarantino es la legitimiación más chabacana de la violencia en el cine contemporáneo. Gracias a él y a sus seguidores e imitadores la violencia en el cine parece algo imperante que no quiere descender al nivel que merece descender, cómo algo que hay que tocar con mucho cuidado y con mucho tino si no uno no quiere provocar pensamientos, actitudes y conductas contraproducentes o irracionales, o en este caso, cómo estamos hablando de la violencia; naturales por la exposición de imágenes y contenido violento en los espectadores. A Tarantino le gusta la violencia y se divierte con ella, usándola como una prostituta y lo peor es que puede llegar a ser gracioso, algo que legitima más aún la violencia expuesta en sus películas. No dudo de que el hombre pueda tener talento pero la violencia es algo tan desagradable de ver y/o presenciar que para filmarla hay que tener, como ya he dicho, mucho tino y mucho cuidado y no hay que llevar un curso de cinematografía o de historia del cine para darse cuenta que todas las películas de Tarantino son violentas y su especialidad es la violencia, pero no la violencia de las películas de gente menos talentosa que él como Sylvester Stallone, sino una violencia grotesca, sangrienta y excesiva. El cree que crea arte con la violencia pensando que la usa y la filma de una manera diferente o más artística que otros directores pero en mi opinión no es así. La última película que vi de él fue Django y salí de la sala asqueado y físicamente tan mal por todas las atrocidades y por toda la violencia excesiva que había visto que me prometí a mí mismo nunca más volver a ver una de sus películas y voy a cumplir mi promesa. Eso es lo que produce la violencia en alguien sensible y frágil cómo yo. Pero claro, para muchas otras personas, consideradas normales (que loco es el mundo) la violencia no produce asco sino todo lo contrario y eso es a lo que quiero llegar. La violencia no debería ser vista como algo benevolente o legítimo, no, al contrario, debería ser vista cómo algo horrendo y trágico que no tiene nada de divertido. Una de las peores cosas de Tarantino es su fama porque eso ha legitimado muchísimo más la violencia excesiva que el promueve y glorifica en sus películas. He dado cómo ejemplo a Tarantino porque es un cineasta reconocido, admirado y que casi todos conocen pero hubiera podido dar de ejemplo a muchos otros, claro que sí. No estoy tratando de condenar ni a él ni a sus películas, sólo estoy dando mi opinión acerca de algo con lo que estoy en contra totalmente, así cómo el señor Tarantino tiene la libertad de expresión de hablar y tocar los temas que quiera en sus películas y de decir lo que quiera yo también tengo ese mismo derecho a la libertad de expresión y sólo estoy estableciendo criterios justos y sensatos relacionados a algo tan desagradable, feo de ver y presenciar cómo es la violencia y que cuenta con tantas personas que han sido víctimas de esta permanente enfermedad del ser humano y también creo que la manera de luchar contra esta es estar en contra de ella en todas sus formas y no ser cómplice o partícipe de ella viéndola en una película que la glorifica o trata con ella de una manera aparentemente benevolente o divertida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario