miércoles, 10 de diciembre de 2014

Krzysztof Kieslowski

Después de Ingmar Bergman, para mí, Krzysztof Kieslowski ha sido el más grande director que este mundo ha visto. Bergman y Kieslowski han sido los que más han hablado sobre la condición humana y mejor han sabido retratarla. Sus filmes son representaciones de la vida moderna que relatan historias de personajes falibles que no saben la diferencia entre el bien y el mal y que buscaban desesperadamente. Sus películas son de una estética bella, hermosa y frágil y tenía una sensibilidad única que no he encontrado en ningún otro director.Si la frase “todos somos únicos” se aplicara al cine yo creo que se estarían refiriendo a él, a Bergman y probablemente también a Andrei Tarkovsky. Pero este artículo trata sobre Kieslowski así que voy a hablar sobre él. Yo estudié la carrera de dirección de cine y mi tesis fue sobre el uso y la importancia de la música en las películas de Kieslowski. Fue un director sumamente musical y lo entiendo, entiendo sus luchas, sus frustraciones, sus logros y su sensibilidad, pero más que nada su corazón que fue enorme, es por eso que lo amo y me gusta tanto, igual que a Bergman.
Kieslowski nació en el seno de una familia modesta en Varsovia, Polonia. Vivió durante su infancia y adolescencia en diferentes pueblos ya que su padre, que sufría de tuberculosis, necesitaba ser tratado en diferentes lugares. En 1957, a los 16 años, entró en la Escuela para Técnicos de Teatro en Varsovia solamente porque un pariente la dirigía. Durante esa experiencia decidió ser director de teatro pero, en esa época, necesitabas tener un título para ingresar en la Escuela, así que decidió convertirse en director de cine. Trabajando como técnico de teatro decidió presentarse a la famosa Escuela de Cine de Lodz, que tuvo como alumnos a los también directores de cine Roman Polanski y Andrzej Wajda. Lo rechazaron dos veces y cabe mencionar que durante este tiempo para evitar el servicio militar obligatorio se convirtió, brevemente, en un estudiante de arte y también estuvo bajo una dieta rigurosa para volverse no apto para el servicio. Después de varios meses se presentó, por tercera vez, a la Escuela y, esta vez, si consiguió ingresar. Estuvo en la Escuela durante cuatro años (1964-1968), mientras que en esa época el gobierno permitía un alto nivel de libertad artística y fue durante estas circunstancias que Kieslowski estuvo interesado en hacer documentales.  Durante su último año se casó con su entonces enamorada, Maria (Marysia) Cautillo, el 2 de enero de 1967 y estuvo casado con ella hasta el día de su muerte. Juntos tuvieron una hija llamada Marta ( 8 de enero de 1972).
Sus primeros documentales estuvieron centrados en gente común como trabajadores, obreros o soldados. A pesar de nunca haberse considerado un cineasta político se dio cuenta que retratar la vida polaca le traería conflictos con las autoridades. Su documental para la televisión Obreros 71 o Workers 71 en inglés que mostraba a obreros discutiendo las razones de las huelgas generales de 1970 sólo se mostró bajo censura. Después de realizar este documental filmó un filme  llamado Curriculum Vitae, que mezclaba el material documentalista de las protestas de Politburo con una historia ficticia sobre un hombre sometido al escrutinio de los oficiales. Aunque Kieslowski creía que el mensaje del film era anti-autoritario muchos colegas suyos lo criticaron diciendo que había trabajado de la mano con las autoridades en la producción del  mismo. Kieslowski después dijo públicamente que había abandonado el documental a partir de dos experiencias: la primera fue la censura de Obreros 71 que le hizo pensar si realmente se podía decir literalmente la verdad en un régimen autoritario y la segunda fue una experiencia vivida durante la filmación de Estación o Station un documental filmado en 1981 en el cual bastante del material filmado se usó como evidencia en un caso criminal. Fue a partir de estas experiencias que decidió que la ficción, no solamente, permitía más libertad artística sino que también podía retratar la vida más fielmente. Sus primeras películas de ficción fueron Personel (Personal) de 1975, que fue hecha para la televisión y con la cual ganó el primer premio en el Festival de Mannheim y The Scar (La Cicatriz) o (Blizna en polaco) de 1976, ambos fueron trabajos ligados estrictamente al realismo social. Personel trataba sobre técnicos trabajando en una producción teatral, basada en las primeras experiencias del director en la Escuela de Técnicos Teatrales y The Scar mostraba la disconformidad y los cambios de un pequeño pueblo polaco a causa de un proyecto industrial. Estos dos filmes fueron filmados con un estilo documentalista y con un reparto de no actores. Estas películas retrataban la vida cotidiana en Polonia bajo un sistema opresivo como el que se vivió en Polonia durante esa época. Luego realizó Camera Buff (Amator en polaco) de 1979, que ganó el gran premio del Festival Internacional de Moscú y Blind Chance o (Przypadek en polaco) de 1981. Ambas películas continuaron por una línea similar a las dos anteriores pero esta vez centrándose en decisiones éticas y morales tomadas por personajes en vez de comunidades. Durante este tiempo se le incluyó dentro de los directores del cine de la Ansiedad Moral, término que describía el cine de directores polacos tales como Janusz Kijowski, Andrzej Wajda y Agnieszka Holland, su relación con estos directores, en especial Holland le causaron muchos inconvenientes por parte del gobierno y todos sus primeros filmes fueron censurados y tuvo que filmar y editar nuevamente muchas secuencias de ellos bajo la mirada del gobierno. Un ejemplo de esto fue que Blind Chance no fue estrenada en Polonia sino hasta 1987, casi seis años después de que se filmó.
No End (Bez konca en polaco) de 1985 fue su película más política porque trataba sobre los juicios políticos polacos de esa época, desde el punto de vista, inusual, del fantasma de un abogado y su viuda. Fue criticada duramente por el gobierno. Desde esta película su nombre se vería asociado, para bien, con dos nombres, el del guionista Krzysztof Piesiewicz y el del compositor Zbigniew Preisner. Piesewicz era un abogado que Kieslowski conoció mientras investigaba juicios políticos para un planeado documental sobre el tema que nunca llegó a producirse. Piesiewicz escribió todos los guiones de todas las siguientes películas de Kieslowski y Preisner escribió toda la música para sus películas, empezando con No End. Luego llegaría El Decálogo (The Decalogue) de 1988, considerada una obra maestra y es para mí la más importante obra cinematográfica que se haya filmado por lo que representa y por su importancia moral y ética. El Decálogo es una serie de diez películas de aproximadamente una hora de duración, cada una hecha para la televisión polaca. Fueron filmadas en una residencial en Varsovia y cada capítulo está basado en uno de los Diez Mandamientos. Kieslowski adaptó dos capítulos para la pantalla grande, expandiéndolas a casi una hora y media cada una, estas fueron A Short Film About Killing o No Matarás (1988) y A Short Film About Love o No Amarás (1988). El Decálogo no son de ninguna manera simples ilustraciones de los mandamientos sino más bien complejas investigaciones de cómo estos diez principios, que representan uno de los pilares morales y éticos de la filosofía occidental, pueden cuestionar, guiar y ser relevantes para las personas en las sociedades modernas.  En un cierto sentido, las películas, cada una de ellas entrelazando en una o más crisis morales de carácter existencial, giran en torno a los mandamientos, a veces siguiendo el significado tradicional y otras veces, alejándose aparentemente de ese significado, cuestionando o desarrollando nuevas y originales direcciones.
Sus cuatro últimas películas fueron coproducciones extranjeras. Estuvieron centradas en temas morales y metafísicos. Estas cuatro películas fueron sus mayores éxitos comerciales e internacionales. La primera fue La Doble Vida de Verónica de 1990 con la actriz francesa Irene Jacob cómo protagonista. Luego siguió La Trilogía: Azul, Blanco y Rojo en 1993 y 1994, que explora las virtudes que simboliza la bandera francesa. Esta trilogía le otorgó a Kieslowski muchos reconocimientos y premios internacionales, incluyendo el León Dorado como mejor película en el Festival de Cine de Venecia, el Oso plateado como mejor director en el Festival de Cine de Berlín y recibió tres nominaciones a los premios Oscar.
Krzystof Kieslowski es considerado uno de los grandes directores cinematográficos que ha tenido Europa. Anunció públicamente su retiro del mundo cinematográfico después de la premiere de su último filme, Rojo, en el Festival de Cannes en 1994. Después de dos años de haber hecho este anuncio Kieslowski murió el 13 de Marzo de 1996  a los 54 años de edad durante una cirugía de corazón abierto después de haber sufrido un ataque al corazón. Está enterrado en el cementerio Powazki en Varsovia.
En una entrevista dada en la Universidad de Oxford en Inglaterra esto es lo que dijo acerca de por qué hacía cine:
“Viene de una profunda convicción de que si hay algo que realmente vale en el nombre de la cultura, este es el de tocar temas y situaciones que unen a la gente y no aquellas que las divide. Hay muchas cosas en el mundo que nos dividen como la religión, la política, la historia y el nacionalismo. Si la cultura es capaz de algo, entonces esta es la de encontrar algo que nos una y hay muchas cosas que unen a la gente, no importa quién eres o quién soy yo. Si a ti te duele la muela, o si a mí me duele la muela, no importa, es el mismo dolor. Los sentimientos es lo que une a la gente porque la palabra amor tiene el mismo significado para todos. O miedo, o sufrimiento. Todos le tememos a lo mismo y de la misma manera y todos amamos de la misma manera. Es por eso que hablo de estas cosas porque en todas las otras cosas encuentro una división”.
 Krzysztof Kieslowski hacía películas íntimas sobre seres humanos falibles para espectadores que piensan. Ya desde sus primeros cortos como estudiante y sus primeras realizaciones se pudo ver con anticipación a este creador y narrador de filmes que capturaba mágicamente el azar y la transcendencia en la vida humana. Kieslowski pudo retratar como muy pocos la vida interna de los seres humanos con una sensibilidad y fragilidad única. Muy pocos cineastas han podido luchar tan consistentemente para lograr hacer que la gente entienda, o en muchos casos, que simplemente estén conscientes, de las verdades profundas del mundo que los rodea o del mundo interno de las personas para explorar la misteriosa interacción del azar y las decisiones en las relaciones humanas. En el Decálogo, por ejemplo, ambos autores del filme, Kieslowski y el coguionista Krzysztof Piesiewicz, lograron colocar abstractos absolutos dentro de situaciones realistas, concretas e impredecibles. Con El Decálogo lograron transcribir lo metafísico dentro de lo tangible. Las metáforas bien desarrolladas y los símbolos penetran profundamente el alma humana. Krzysztof Kieslowski fue criado como católico romano y mantuvo, de joven, lo que él llamaba una relación personal y privada con Dios. En una entrevista dijo que él no era creyente y que por cuarenta años no había entrado a una iglesia y también, en otra entrevista, declaró: “no creo en Dios pero tengo una buena relación con El”.

Sus filmes nos desafían a pensar más profundamente acerca de la vida y la ética. Según el mismo Kieslowski sus películas son acerca de gente que no sabe cómo comportarse, que no saben cómo vivir, que realmente no saben la diferencia entre lo bueno y lo malo y que buscan desesperadamente. Sus filmes fueron hechos con mucho cuidado, detenimiento y sensibilidad. En Tres Colores la trilogía que estuvieron basadas en la bandera francesa y sus valores simbólicos; Azul: libertad, Blanco: igualdad y Rojo: fraternidad; no solo explora esos temas sino que esos colores (gracias a la iluminación, a la dirección de fotografía y a diversos filtros de la cámara) llenan visualmente cada una de las películas. Uno puede ver cada película separadamente pero si uno las ve en orden hay conecciones sorprendentes y pequeños detalles que se dejan revelar. Cada una cuenta una historia distinta con diferentes personajes pero cada una contiene escenas sacadas de las otras y en Rojo todos los protagonistas se encuentran, brevemente, juntos, no estando, los personajes, conscientes de que están juntos. También se puede apreciar, en un momento, la imagen de unos cables eléctricos que pasan entre casas y apartamentos y quizás Kieslowski, con esta imagen, nos esté haciendo recordar, desde un punto de vista individualista del mundo que las relaciones y el hecho de vivir en comunidad no solamente es esencial en la vida, sino inevitable. Cabe añadir, también, que sus películas son enigmáticas y pueden resultar, ocasionalmente, irritablemente oscuras, depende de los gustos. Hay muchos cabos sueltos, a veces demasiados, pero quizás nos estaba haciendo recordar que inclusive la vida ordinaria es más misteriosa de lo que imaginamos. Una vida llena de detalles que nos hacen pensar. Estos filmes cuentan historias no para entretener sino para desafiarnos que pensemos de nuevo y para que veamos en nuevas direcciones.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario