Si hablamos de directores de cine, visualmente, tal vez, el más grande y perfeccionista de todos fue Stanley Kubrick. El empezó su carrera como fotógrafo en Nueva York, donde nació y en esencia fue eso durante su carrera cinematográfica. Los críticos siempre consideraron a la mayoría de sus películas como obras maestras, visualmente impecables y me refiero a la composición del plano, los encuadres, el posicionamiento de la cámara, etc. Muchos lo criticaron porque no podía generar mucha emotividad en sus actores, pero yo no concuerdo con esa afirmación, si uno ve Senderos de Gloria o Paths of Glory con Kirk Douglas uno se puede dar cuenta de la emotividad y la emoción que sacó de sus actores y en otros casos también, como en Barry Lyndon, siendo esta una de las películas más bellas que se han filmado. Kubrick perfeccionó lo que Max Ophuls, otro gran director, utilizó y desarrolló que fueron los movimientos de cámara como lenguaje, es decir, cada diferente movimiento de cámara significa algo y Kubrick tomó mucho de él y de sus películas, también de Orson Welles porque Welles en El Ciudadano Kane mandó crear un lente para que todo estuviese en foco, es decir que se vea claramente lo que está más cerca a la cámara y el fondo porque en esa época no existían lentes así y en las películas de Kubrick todo está en foco. Kubrick es considerado el maestro de lo que se conoce en inglés como "Deep Focus".
Si hablamos de la grandeza de un director como autor de sus películas y por su talento dirigiendo actores y por los temas que toca, cómo los toca, su visión y en el aspecto global que hace de un director un gran director o en este caso, un genio, Ingmar Bergman fue unánimemente el más grande de todos. Considerado por muchos, muchísimos como tal vez el mejor director que el mundo ha visto. Fue un genio en un arte que el volvió majestuoso, hermoso, humano y que te hacía pensar, más que nada y dudar, dudar de todo, de Dios, de tí mismo, del mundo, te confrontaba sin miedo porque lo hacía de una manera tan brillante y genial que no podías dejar de sentirte zamaqueado de alguna manera u otra por lo que habías visto u oído y comparado con Kubrick tal vez no fue un perfeccionista visualmente pero sí logró sacar de sus actores la mayor emotividad y emoción posible y eso se puede ver en sus películas. Tuvo sus detractores, el más conocido, tal vez, fue Bo Widerberg un director sueco que llamó a sus colegas y los juntó para promover y crear un nuevo cine sueco en donde Dios no fuese el tema central en la época en que Bergman ya empezaba a hacerse notar internacionalmente como una fuerza prominente. Yo creo que Bergman sin ninguna duda fue un talento rotundo e indiscutible porque, entre otras muchas cosas, pudo tocar los tres grandes temas o preguntas más importantes en la historia de la humanidad; estas son: Dios, el amor y la muerte y lo hizo genialmente. La película más bella que he visto en mi vida es Fanny y Alexander de 1982 de este gran director sueco. Es majestuosa, hermosa y pura. La hizo pensando que iba a ser su despedida como director o su canto de cisne pero hizo un par más, me parece, antes de morir. Si me dicen que me voy a ir a vivir a una isla solo y me piden que escoja una película escojo Fanny y Alexander, sin dudarlo. Tiene muchas obras maestras, entre ellas El Séptimo Sello, Fresas Salvajes, Gritos y Susurros, Como en un espejo, Persona, Los Comulgantes, etc, etc. Su filmografía es vasta, uno de los más prolíficos junto con Rainer Werner Fassbinder, Woody Allen y alguno más del que probablemente me esté olvidando. Escribo este artículo para aquellas personas que nunca han visto una de las películas de Bergman o no lo conocen, para que se empapen un poco del tema, si es que lo desean claro está. Yo sé que a la mayoría de personas les gusta Kubrick pero Ingmar Bergman es un director, tal vez, menos difundido y conocido que Kubrick en países como el nuestro, por eso muchos dicen que sus películas fueron hechas para un público erudito, pero yo no concuerdo con esa afirmación porque él, lo dijo públicamente, hizo sus películas para que, al contrario, el público pueda sentirlas y no intelectualizarlas y eso, para mí, no tiene nada de erudito, al contrario, cualquiera puede sentir una película pero no cualquiera puede intelectualizarla, eso sí es cierto y lo que también es cierto es que sus películas tenían un alto contenido intelectual y espiritual y tal vez por eso la gente piense eso.
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